“Colocar los primeros ladrillos no es hacer una casa. Pero las casas sólidas se construyen en buen lugar y ladrillo a ladrillo. En la reconstrucción del tejido social, en la reconstrucción de una cultura del trabajo que supere la mera gestión asistencial, no hay tarea pequeña.
Sr. Presidente de la Nacion Dr. Nestor Kirchner
Discurso Asamblea Legislativa, marzo de 2004.
“No sólo hay que trabajar por los que sufren sino también por los que sueñan."
Senador Celso Jaque
No se puede pensar las políticas sociales sino se lo hace desde el marco de una matriz de relación Estado -Sociedad civil. Esta relación se enmarca en un concepto donde lo político es el eje fundamental de una construcción democrática. Y lo político en esta construcción democrática, no es mas que la constitución de un espacio publico donde los actores y sus discursos políticos deben concurrir en igualdad de condiciones.
Esta comprensión de lo político significa que en el plano de la razón práctica los ciudadanos en conjunto son capaces de la acción colectiva. Esta constitución del espacio público supone el reconocimiento de las subjetividades, la autoridad argumentativa de quienes intervienen, la fuerza de la integración social que tiene la solidaridad y la deliberación como fundante y como pilar movilizador de dicho proceso. La política social es en este plano no solo un conjunto de dispositivos sino una fuerza argumentativa desde donde concurren los sujetos y los colectivos.
Hacia fines de los años 90 y el inicio del nuevo siglo, la Argentina presentaba una “desarticulación de la vieja matriz de relación entre Estado y sociedad. Existía un desencuentro entre sistema de representación y base socioeconómica de los actores sociales. La matriz sociopolítica que organizaba al mismo régimen se encontraba en una profunda crisis de gobernabilidad. Esta matriz sociopolítica mostraba un debilitamiento de los procesos de acción colectiva, donde los principios orientadores que habían regido el desarrollo argentino durante décadas “se fragmentaron, diversificaron e incluso entraron en contradicción” (Cáceres 2001).
Esta matriz sociopolítica en crisis hacia el año 2001, mostraba un Estado con pérdida de funciones, de recursos, de autoridad, de legitimidad y representatividad. Fundamentalmente evidenciaba una mínima capacidad de extracción y asignación de recursos económicos que favorecieran una estrategia de desarrollo del país y que tuviera como base las mayorías populares.
Esta matriz generó un espacio público despolitizado donde aspectos procedimentales y técnicos desplazaban las acciones colectivas de transformación social. La política social se presentaba fuertemente fragmentada, focalizada en los pobres sin entender el contexto de la pobreza, entendiendo los efectos y no las causas, y restringida a lo asistencial. Se instauraron, en el plano del pensamiento, la opinión y las practicas, mitos tales como: la prescindibilidad del Estado; el aporte marginal de la sociedad civil; la incapacidad de organización de los sectores de bajos recursos; la incapacidad de la cooperación entre Estado y Sociedad Civil en el campo de lo social.
La política social se entendía como un conjunto de dispositivos de abordaje estereotipados y tecnocraticos, se racionalizaba en términos de gasto y no de inversión.
Hoy la política social se piensa desde una nueva matriz de relación entre Estado y Sociedad. Donde el rol del Estado vuelve a ser activo, promotor y presente, donde el espacio público vuelve a ser arena de debate, propuesta y resolución de las demandas sociales. La sociedad civil y sobre todo los colectivos más desfavorecidos recuperan un lugar de deliberación y participan con otra fuerza argumentativa en este espacio público.
Esta política social solo es posible a partir de la puesta en acto de otras subjetividades surgidas desde la intervención de sujetos individuales y colectivos en el marco de un proyecto nacional donde se definen determinadas relaciones sociales, desde políticas e ideológicas hasta culturales y económicas. Este proyecto nacional vuelve a reencontrar lo político y lo técnico en un compromiso de construcción dejando atrás la época de las neutralizaciones y las despolitizaciones, vuelve a encontrar al sujeto transformador y no mero objeto de la política social.
Esta puesta en acto requiere de la organización comunitaria como principal motor donde emergen los insumos básicos que le dan forma y sentido a la política social. Esta es su piedra basal su punto de partida, el camino desde donde se comienza a pensar un abordaje integral de problemáticas sociales en el ámbito comunitario.
La organización comunitaria es el lugar donde se conjuga proyecto político y voluntad de transformación. Es el mecanismo donde “la sociedad civil constituirá su acción a nivel local , vinculándose, articulando problemáticas y constituyendo con sensibilidad y audacia mediaciones sociales que permitan la reconstrucción de los tejidos sociales , no vista como mera suma y apropiación de los recursos y oportunidades individuales sino como nuevas condiciones para elaborar el lazo comunitario de resignificación del pacto social fundacional”. (Velásquez, 2006)
Así es que, debemos en función del proyecto político, recuperar la participación y la organización en comunidad, allí donde fue debilitada; o fortalecerla, donde esta en acción.
Esto significa:
Generar la discusión de las problemáticas sociales en el espacio público con la concurrencia de múltiples actores buscando el mayor grado de igualdad en la fuerza argumentativa.
Reconocer la memoria y los saberes y haceres populares como punto de partida para la discusión.
Promover un nosotros inclusivo en el marco de un proyecto nacional.
Propiciar la creación e institucionalización (si fuera necesario) de espacio de encuentro, foro donde los argumentos se transforman en acciones de la comunidad.
Tomar como punto de partida la construcción de ciudadanías centrándose en la persona, la familia y el territorio, desde los derechos y obligaciones buscando la equidad y propiciando la cohesión del tejido.
“No se trata de de desconocer ni renunciar a interese particulares, pero si de entramar sentidos comunes, deseos de los ciudadanos, proyectos colectivos, posibilidades sociales de construcción, multiplicidad de actores, constituyendo un proyecto abarcativo de desarrollo que pueda sostenerse en la realización de todo el hombre y de todos los hombres, no como meros individuos, como constitutivos de una comunidad y de una nación. En esto la comunidad es el espacio territorial desde el cual la reproducción de la fragmentación o la construcción colectiva de un nuevo proyecto incluyente es posible” (Velásquez, 2006)
Una nueva relación entre el Estado y la Sociedad en un proyecto colectivo nacional, no es solo un esquema conceptual, es una acción y una dinámica de tensiones de conflictos y consensos. Es un proceso donde intervienen la voluntad y allí estamos nosotros, también como sujetos políticos. Sujetos políticos con voluntad de gobierno, voluntad de decisión y de transformación social.
-Cáceres, P “Las claves de un buen gobierno, Un desafió político.” Córdoba Agosto 2003.
-Velásquez Maria Cecilia, Molina, Maria Gabriela. “Organización comunitaria y promoción social.” Especialización en abordaje integral de problemáticas sociales en el ámbito comunitario UNLA Ministerio de desarrollo social Dirección Nacional de Diseño y Evaluación de Programas. Bs. As. 2006.
No se puede pensar las políticas sociales sino se lo hace desde el marco de una matriz de relación Estado -Sociedad civil. Esta relación se enmarca en un concepto donde lo político es el eje fundamental de una construcción democrática. Y lo político en esta construcción democrática, no es mas que la constitución de un espacio publico donde los actores y sus discursos políticos deben concurrir en igualdad de condiciones.
Esta comprensión de lo político significa que en el plano de la razón práctica los ciudadanos en conjunto son capaces de la acción colectiva. Esta constitución del espacio público supone el reconocimiento de las subjetividades, la autoridad argumentativa de quienes intervienen, la fuerza de la integración social que tiene la solidaridad y la deliberación como fundante y como pilar movilizador de dicho proceso. La política social es en este plano no solo un conjunto de dispositivos sino una fuerza argumentativa desde donde concurren los sujetos y los colectivos.
Hacia fines de los años 90 y el inicio del nuevo siglo, la Argentina presentaba una “desarticulación de la vieja matriz de relación entre Estado y sociedad. Existía un desencuentro entre sistema de representación y base socioeconómica de los actores sociales. La matriz sociopolítica que organizaba al mismo régimen se encontraba en una profunda crisis de gobernabilidad. Esta matriz sociopolítica mostraba un debilitamiento de los procesos de acción colectiva, donde los principios orientadores que habían regido el desarrollo argentino durante décadas “se fragmentaron, diversificaron e incluso entraron en contradicción” (Cáceres 2001).
Esta matriz sociopolítica en crisis hacia el año 2001, mostraba un Estado con pérdida de funciones, de recursos, de autoridad, de legitimidad y representatividad. Fundamentalmente evidenciaba una mínima capacidad de extracción y asignación de recursos económicos que favorecieran una estrategia de desarrollo del país y que tuviera como base las mayorías populares.
Esta matriz generó un espacio público despolitizado donde aspectos procedimentales y técnicos desplazaban las acciones colectivas de transformación social. La política social se presentaba fuertemente fragmentada, focalizada en los pobres sin entender el contexto de la pobreza, entendiendo los efectos y no las causas, y restringida a lo asistencial. Se instauraron, en el plano del pensamiento, la opinión y las practicas, mitos tales como: la prescindibilidad del Estado; el aporte marginal de la sociedad civil; la incapacidad de organización de los sectores de bajos recursos; la incapacidad de la cooperación entre Estado y Sociedad Civil en el campo de lo social.
La política social se entendía como un conjunto de dispositivos de abordaje estereotipados y tecnocraticos, se racionalizaba en términos de gasto y no de inversión.
Hoy la política social se piensa desde una nueva matriz de relación entre Estado y Sociedad. Donde el rol del Estado vuelve a ser activo, promotor y presente, donde el espacio público vuelve a ser arena de debate, propuesta y resolución de las demandas sociales. La sociedad civil y sobre todo los colectivos más desfavorecidos recuperan un lugar de deliberación y participan con otra fuerza argumentativa en este espacio público.
Esta política social solo es posible a partir de la puesta en acto de otras subjetividades surgidas desde la intervención de sujetos individuales y colectivos en el marco de un proyecto nacional donde se definen determinadas relaciones sociales, desde políticas e ideológicas hasta culturales y económicas. Este proyecto nacional vuelve a reencontrar lo político y lo técnico en un compromiso de construcción dejando atrás la época de las neutralizaciones y las despolitizaciones, vuelve a encontrar al sujeto transformador y no mero objeto de la política social.
Esta puesta en acto requiere de la organización comunitaria como principal motor donde emergen los insumos básicos que le dan forma y sentido a la política social. Esta es su piedra basal su punto de partida, el camino desde donde se comienza a pensar un abordaje integral de problemáticas sociales en el ámbito comunitario.
La organización comunitaria es el lugar donde se conjuga proyecto político y voluntad de transformación. Es el mecanismo donde “la sociedad civil constituirá su acción a nivel local , vinculándose, articulando problemáticas y constituyendo con sensibilidad y audacia mediaciones sociales que permitan la reconstrucción de los tejidos sociales , no vista como mera suma y apropiación de los recursos y oportunidades individuales sino como nuevas condiciones para elaborar el lazo comunitario de resignificación del pacto social fundacional”. (Velásquez, 2006)
Así es que, debemos en función del proyecto político, recuperar la participación y la organización en comunidad, allí donde fue debilitada; o fortalecerla, donde esta en acción.
Esto significa:
Generar la discusión de las problemáticas sociales en el espacio público con la concurrencia de múltiples actores buscando el mayor grado de igualdad en la fuerza argumentativa.
Reconocer la memoria y los saberes y haceres populares como punto de partida para la discusión.
Promover un nosotros inclusivo en el marco de un proyecto nacional.
Propiciar la creación e institucionalización (si fuera necesario) de espacio de encuentro, foro donde los argumentos se transforman en acciones de la comunidad.
Tomar como punto de partida la construcción de ciudadanías centrándose en la persona, la familia y el territorio, desde los derechos y obligaciones buscando la equidad y propiciando la cohesión del tejido.
“No se trata de de desconocer ni renunciar a interese particulares, pero si de entramar sentidos comunes, deseos de los ciudadanos, proyectos colectivos, posibilidades sociales de construcción, multiplicidad de actores, constituyendo un proyecto abarcativo de desarrollo que pueda sostenerse en la realización de todo el hombre y de todos los hombres, no como meros individuos, como constitutivos de una comunidad y de una nación. En esto la comunidad es el espacio territorial desde el cual la reproducción de la fragmentación o la construcción colectiva de un nuevo proyecto incluyente es posible” (Velásquez, 2006)
Una nueva relación entre el Estado y la Sociedad en un proyecto colectivo nacional, no es solo un esquema conceptual, es una acción y una dinámica de tensiones de conflictos y consensos. Es un proceso donde intervienen la voluntad y allí estamos nosotros, también como sujetos políticos. Sujetos políticos con voluntad de gobierno, voluntad de decisión y de transformación social.
-Cáceres, P “Las claves de un buen gobierno, Un desafió político.” Córdoba Agosto 2003.
-Velásquez Maria Cecilia, Molina, Maria Gabriela. “Organización comunitaria y promoción social.” Especialización en abordaje integral de problemáticas sociales en el ámbito comunitario UNLA Ministerio de desarrollo social Dirección Nacional de Diseño y Evaluación de Programas. Bs. As. 2006.
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